La Universidad de Harvard realizó el estudio más largo sobre la felicidad jamás realizado, que consiste en estudiar la experiencia de décadas de cientos de personas sobre lo que realmente importa en la vida. Esta universidad lleva 85 años realizando el estudio científico más longevo de la historia sobre la felicidad.
La investigación consistió en acompañar a las personas a lo largo de sus vidas monitoreando periódicamente sus alegrías y dificultades, su estado físico, mental y emocional. Y ahora también incluye a las parejas y descendientes de los participantes originales.
Uno de los hallazgos principales después de estos años de estudio, y seguramente para ti que estás leyendo este artículo no es una sorpresa, consiste en que las personas que tenían relaciones más cálidas, sinceras, honestas y de confianza, son más felices, pero lo mejor de este estudio es que no son solamente más felices, son también más saludables, ¿y esto como puede ser?
Resulta que la universidad de Harvard ha pasado los últimos 10 años tratando de entender cómo las relaciones afectan nuestros cuerpos y nuestra fisiología.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver la virtualidad en este tema de la felicidad, la salud del cuerpo y las relaciones sociales? Tiene todo que ver, pues la virtualidad en gran medida está haciendo que los seres humanos pasemos más tiempo conectados a las pantallas ya sea del celular, del computador, tabletas, etc. y pasemos menos tiempo compartiendo con nuestra familia, amigos, etc, es decir, pasamos menos tiempo estableciendo relaciones sociales, y lo peor aún, este comportamiento que tenemos los adultos es el ejemplo que damos a nuestros hijos y menores, donde es cada vez más alarmante los porcentajes de los niños con dificultades de relacionamiento social en colegios y jóvenes en universidades. Definitivamente es más fácil interactuar frente a una pantalla donde tengo la “protección” de la virtualidad en la que puedo ocultar aspectos físicos o de personalidad con los que una persona podría no sentirse tan cómoda, vs interactuar en persona con otros en donde estoy plenamente al descubierto frente a la otra persona y que implica que tenga que desarrollar habilidades de relacionamiento social. Estamos haciendo menos por trabajar en nuestra felicidad.
Así que la virtualidad está promoviendo la soledad y la soledad si bien es buena en ciertos momentos de la vida, si se vuelve el estado permanente de una persona, puede llevar al aislamiento que al mismo tiempo puede llevar a la ansiedad y depresión. Si no tengo a nadie, estoy en aislamiento, en soledad permanente, tendré elevación en las hormonas del estrés circulando en la sangre lo que me producirá desgaste corporal afectando directamente la salud y el estado natural de mi cuerpo.
Si por el contrario, tengo una vida socialmente más activa, tengo espacios de compartir con mis pares, hablar de aquello que me hace feliz o de aquello que me inquieta, es la oportunidad de sacar de mi cuerpo, y exteriorizar mis sentimientos lo que reduce sustancialmente las cargas internas y así ayuda a manejar mejor las emociones. Somos seres sociales, pertenecer a un grupo nos hace sentir más seguros, y es una forma de aliviar y disminuir el estrés.
Incluso, en la soledad y aislamiento llegan a ti pensamientos de desdicha, desgracia, que eres el único al que le está pasando esa situación, en cambio, cuando logras exteriorizar tus preocupaciones, sentimientos, y te das cuenta que hay otras personas que tienen los mismos problemas o preocupaciones como las tuyas, ya no te sientes solo, sientes la conexión y compañía desde el otro y ese es un sentimiento muy poderoso y aliviador mental, psicológico y físico.
Debemos cuidar nuestras relaciones, nuestros amigos, porque es como cuidar nuestra salud. Las buenas y sanas relaciones sociales son en gran parte la medicina para el estrés, ansiedad y depresión.
Entonces, dado que la virtualidad, redes sociales, pantallas etc, no van a desaparecer, lo que debemos aprender a hacer es darles el uso adecuado y usarlas el tiempo adecuado, incluso podemos usarlas en pro de mantener las relaciones sociales; como por ejemplo, conectarnos con aquellas personas que están lejos y con las cuales queremos seguir manteniendo el contacto así que bienvenidos los cafés virtuales, las fiestas y/o encuentros virtuales que nos permitan cultivar esas buenas relaciones sociales que nos ayuda a crecer y mantener nuestras emociones sanas y a estar más felices.
Incluso en los trabajos que son 100% remotos, los empleados manifiestan una tendencia a la soledad, a no sentirse parte de, a tener que manejar el estrés y sus emociones solos; finaliza una reunión y al desconectar no hay con quien compartir lo ocurrido, no hay con quien seguir conectando las ideas, no hay a quien expresar lo sucedido, etc, y es por eso que cobra vital importancia los espacios de conexión presenciales también en los trabajos donde la oportunidad de compartir socialmente con el otro ejerce una gran importancia en el mundo laboral. Insisto, la virtualidad trae consigo también beneficios y ventajas, sin embargo no permitamos que ésta nos desconecte del mundo y de las amistades reales.
Ahora bien, seamos el ejemplo correcto también para los menores de las generaciones que vienen, ayudémosles a establecer un equilibrio entre la virtualidad y las relaciones sociales presenciales, promovamos principalmente encuentros presenciales con amigos, promovamos el compartir cara a cara con su grupo de amigos y que los encuentros virtuales si bien pueden ser necesarios sean esporádicos. Ayudemos a nuestros niños, adolescentes y a nosotros mismos a desarrollar sus habilidades sociales, que los ayude a estar más sanos, ¡física, emocional y psicológicamente y sobre todo… a ser más felices!